Mi Sentimiento de Culpa por Vivir en Estados Unidos

Siempre he escuchado hablar de la culpa que sienten las personas que dejan a sus familias atrás para buscar más oportunidades en Estados Unidos. Yo no deje a mi familia por voluntad propia así que estando más joven no me percataba de lo horrible que era ese sentimiento de culpa, pero conforme ha pasado el tiempo me he dado cuenta que es algo angustiante y doloroso.

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Yo viví con mi familia en Reynosa,Tamaulipas hasta cumplir cinco años, a esa edad mis padres me mandaron a vivir con mi tia en Texas. Durante las vacaciones volvía a México con mi familia y todo era mágico hasta que llegaba el día en el que tenía que regresar. Recuerdo sentirme desconsolada y abandonada, era tan intenso que me daban ataques de ansiedad cada que tenía que volver. Y así fue mi vida hasta que cumplí como catorce años. A esa edad sales con tus amigos tienes actividades extracurriculares en la escuela que te entretienen y ya no sientes la necesidad de estar siempre con tu familia. Pero justo cuando pensé que todo había pasado mi papá se enfermó de cáncer y mi mundo dio un giro, tenía diecisiete años más o menos así que ya tenía más conciencia de lo que esto significaba.

Quería pasar cada segundo posible con mi papá y de ahí fue que nació este sentimiento de culpa, el dolor que sentía antes al dejar a mi familia cambió y se hizo más fuerte. Cuando era pequeña el dolor era un dolor egoísta, solo porque yo necesitaba a mis padres y los quería conmigo, pero el dolor que sentía ahora era por no poder estar ahí para ellos apoyándolos, ayudando a cuidar a mi papá como lo hacía mi hermana. Mi papá falleció un mes después de mi graduación de la high school, yo no estuve ahí. Nunca he sido de las personas que vive con arrepentimientos, la vida es lo que es y todos tomamos decisiones para bien o para mal, pero el no estar ahí cuando falleció ha sido la culpa más grande que he sentido jamás. La tristeza de no haberle podido decir cuánto lo amo una vez más me sigue torturando hasta el día de hoy.

Desde ese día me aferré a estar con la familia que me queda, pero no siempre es fácil. Aunque soy bastante emocional también soy muy razonable y yo sabía que sería más fácil estudiar la universidad en Estados Unidos. Sería más fácil obtener ayuda financiera para que mi mamá no tuviera que preocuparse por nada. Mi idea era terminar y regresar a México, pero las cosas cambian. Mi hermana se casó y tuvo dos hijos y yo me tardé más de lo pensado en terminar. Aparte, sales de la universidad y tienes que empezar a pagar deudas estudiantiles, y me empecé a sentir atada.

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El pasar tiempo en México se empezó a volver más difícil y con eso incrementó el sentimiento de culpabilidad. Culpabilidad por no pasar mucho tiempo con los niños, por no poder ayudarle más a mi hermana, por sentir que mi mamá tiene que estar viajando mucho. Y ese sentimiento empeora cada vez que mi hermana me dice que se siente sola o cuando mi sobrino me pregunta cuando voy a jugar con él. Pero también pienso, si dejo todo y me voy no voy a encontrar un trabajo que me pague lo suficiente para pagar mis deudas y tendría que vivir con mi hermana dependiendo de ella y no quisiera incomodar a nadie. Quiero ganar bien para ayudar a mi mamá para quizá ayudar a mi hermano que trabaja mucho y gana poco, tengo culpa de ser una carga y no alguien útil.

Una gran culpa también es el hecho de no visitar la tumba de mi papá, mi hermana vive en Monterrey y yo en Estados Unidos así que mi mamá va y viene de un lado a otro y siento que hemos abandonado a mi papá en Reynosa y no puedo con eso. Muchos dirán que mis culpas se pueden resolver fácilmente o con el tiempo, y estoy de acuerdo, pero mi historia es una de muchas.

Cuando pensé en esto pensé en los hijos ciudadanos de inmigrantes deportados que quizá visitan a sus padres pero luego los tienen que dejar porque sus vidas están hechas en otro país, y porque si los quieren ayudar es más conveniente hacerlo desde Estados Unidos. El dolor de saber que quieres estar ahí para ellos físicamente pero para ayudarlos tienes que dejarlos es muy fuerte. Y cada que pienso en el hecho de que yo puedo ir y venir me siento culpable por quejarme sabiendo que hay personas que llevan años sin ver a sus seres queridos o visitar sus hogares. También pienso en todos esos padres que toman la decisión de dejar a sus hijos por darles un mejor futuro, los juzgamos porque vemos el dolor de los niños pero ahora entiendo el dolor tan grande que tienen que estar pasando los padres.

Creo que los seres humanos por naturaleza sentimos que nunca estamos haciendo lo suficiente pero en realidad ¿qué es lo suficiente? No podemos estar en todo aunque así lo quisiéramos, muchas veces la culpa nos hace creer que estamos mal pero al final del día no hay nada que no requiera algo de sacrificio. Pero también entiendo que lidiar con esa culpa es difícil. Ahora que soy mayor, recuerdo que mi papá me llamaba todas las noches sin falta para preguntar como me fue y para darme la bendición. De niña no lo meditaba mucho, era solo una costumbre. Pero hoy empiezo a ver que mi papá buscaba su propia manera de aliviar su culpa, quería que yo supiera que me amaba que estaba ahí cuando lo necesitara, y no sé si le funciono pero a mi me hacía muy feliz.

No sé exactamente como aliviar este sentimiento en todos ustedes, si es que lo tienen, porque todos somos diferentes. Pero creo que el método de mi papá era muy bueno, ahora en día es más fácil comunicarse, es más sencillo conversar con personas que están en otras partes del mundo. Lo importante es hacerle sentir a nuestros familiares que los amamos que no los hemos olvidado, creo que nos fijamos mucho en lo material que olvidamos lo importante que es el afecto. Y el saber que no les estamos dando amor es lo que más pesa.

Espero y este año puedan todos pasar más tiempo con sus seres queridos. Pero si no es así, espero que por lo menos puedan hacerles sentir que los aman, qué aún a distancia están juntos. Yo por mi parte intentaré estar más presente cuando me llama mi familia, y trataré de dejar ir lo que ya no puedo cambiar. Espero y también encuentren la solución a esa pena porque necesitamos un mundo más feliz y lleno de amor.