5 Cosas Que Nos Encantan a los Mexicanos y Ya No Serán Igual Después de la Pandemia

Durante la pandemia nuestra rutina y forma de vida han cambiado considerablemente. Hay quienes no han visto a sus familiares y amigos desde hace meses. Las cosas ya no son como antes y no cabe duda que nos gustaría volver a la vida que solíamos vivir antes de la pandemia, pero ¿podría ser posible?

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Y es que a pesar de que algún día dejemos de ponernos cubrebocas y tengamos permitido estar entre un grupo de personas. ¿Acaso nos sentiremos lo suficientemente seguros para volver a hacer las cosas que solíamos hacer antes? Los mexicanos tenemos muchas costumbres que requieren contacto físico con los demás y puede que ahora esas costumbres comiencen a desaparecer debido al coronavirus.

Saludar de beso

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Hoy en día debido a la “sana distancia” no se puede saludar de beso a las personas. Y los amigos que solían saludarse con un beso en la mejilla tienen que conformarse con solo decirse hola de lejos. Esta es una vieja costumbre, especialmente entre los jóvenes de la preparatoria y universidad. No obstante, habrá muchos que no retomen esa costumbre una vez que volvamos a la normalidad ya sea porque nunca les gusto esa costumbre o porque prefieren prevenir que lamentar.

Dar mordida al pastel

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La tradición de la mordida no solo es clásica entre los mexicanos, pero también una de las partes mas divertidas de las fiestas. Hay quienes cantan las mañanitas tan rápido como pueden para poder pasar a la parte de enterrar la cara de los cumpleañeros al pastel. No obstante, cuando se trata del coronavirus esta tradición no es una buena idea.  Antes de los tiempos de la pandemia, varias personas ya pensaban que esta tradición era un tanto antihigiénica, debido al gran contacto que tiene el cumpleañero con el pastel. Ahora que todos estamos tratando de mantener los gérmenes y virus de otras personas lo más lejos de nosotros, puede que en el futuro, la mordida ya no sea parte de las fiestas de cumpleaños.

Ir a los antros

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Tal vez muchos extrañen ir a los antros y desean más que nada poder irse de fiesta hasta el amanecer. El problema con estos lugares es que muchos no tienen un gran espacio y es normal estar muy pegados a las personas que están bailando en la pista. El sudor que provoca estar bailando toda la noche es algo que debemos evitar en estos momentos. Los grandes riesgos de contagio que se generan en los antros puede que provoquen miedo de ir a estos lugares una vez que vuelvan a abrir por completo.

Compartir la botella de tequila

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Escuchar canciones mexicanas mientras se pasa la botella de tequila alrededor de un grupo de amigos, es tan mexicano como el nopal. Compartir bebidas a la hora de que empieza la fiesta o algún tipo de festejo no es algo raro entre los mexicanos. No obstante, en los tiempos del coronavirus es algo que se debe de evitar tanto como sea posible. Tal vez a algunas personas no les importe volver a compartir la botella. Sin embargo, hay quienes de ahora en adelante prefieran tener su propia bebida y que solo sean ellos quienes tenga que tocarla.

Pasar el micrófono en el karaoke

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En algunos bares o fiestas puede que tengan la costumbre de que sus clientes canten en el Karaoke. Pero pasar un micrófono alrededor de un grupo de amigos y cantar en una habitación pequeña va en contra de la guía de los epidemiólogos. Tal vez ahora tengamos que olvidarnos de cantar a todo pulmón cuando vayamos a un bar y ya no exista la hora del Karaoke.


Una de las cosas buenas que nos deja el coronavirus es que ahora muchos nos estamos acostumbrando a lavarlos las manos y desinfectar las cosas que otras personas hayan tocado constantemente. Tal vez esta se vuelta la nueva normalidad incluso cuando el coronavirus ya no sea una amenaza. Al mismo tiempo esto también podría crear una cierta paranoia que no existía antes. Lo que prefieras hacer es válido, lo importante es que nos mantengamos saludables.

Se Deja de Transmitir Chespirito Mundialmente

A principios de mes recibimos una triste noticia, después de 40 años al aire, han decidido dejar de transmitir el programa “Chespirito” a nivel mundial. Esto a pesar de las protestas de los familiares y fans del ya fallecido Roberto Gomez Bolaños, quienes insisten a la empresa que regrese a “Chespirito” a la pantalla chica.

Toda Latinoamérica ha crecido con este programa y con los personajes creados por Roberto Gomez Bolaños, como bien lo dijo Florinda Meza:

“Chespirito ya es un programa de culto. Es parte del ADN de los latinos, lo llevamos en la memoria genética.”

Florinda Meza

Generación tras generación ha reído y hasta llorado con estos personajes, así que no es nada fácil dejarlos ir. Pero mientras se decide el futuro de este emblemático programa, hoy vamos a recordar cinco de los más memorables personajes creados por Chespirito.

El Chavo

Fotografías: Grupo Chespirito

Es el personaje principal del “Chavo del 8” y la razón por la cual Chespirito ganó fama internacional. Un niño sin posesiones materiales y aparentemente sin familia que siempre parecía mostrarse dichoso ante la vida. Una simple torta de jamón era suficiente para hacerlo feliz. Su imaginación y falta de tacto al hablar lo llevaba a meterse en problemas con los adultos de la vecindad donde vivía, pero no era nada que un simple “se me chispoteó” no pudiera arreglar.

El Chapulín Colorado

Fotografías: Grupo Chespirito

Creado en la década de los 70 como una parodia a los superhéroes de la época, el Chapulín Colorado no tenía superpoderes como otros superhéroes pero tenía su chipote chillón, sus pastillas de chiquitolina, y su ingenio que siempre lo metía en aprietos. El Chapulín Colorado es uno de los personajes más reconocidos gracias a su típico leotardo rojo con amarillo y sus famosas frases que muchos de nosotros repetimos del diario, por ejemplo: “Lo sospeché desde un principio” “¡Calma, calma, que no panda el cunico!” “¡No contaban con mi astucia!” y “¡Siganme los buenos!”

El Doctor Chapatín

Fotografías: Grupo Chespirito

Es un doctor gruñón y olvidadizo con un humor bastante sarcástico. Odia que le digan viejo y jura que tiene entre 30 y 40 años, aquellos que lleguen a contradecirlo se llevan una golpiza con su famosa bolsita de papel. No tiene muchos clientes ya que es muy mal doctor y tiende a deslindarse de sus responsabilidades diciendo “¡me da cosa!” o “¡ya me dio cosa!” Algo que aprendí mientras buscaba información para este artículo es que dentro de su bolsita guardaba los rencores, las envidias, y los defectos para así nunca sacarlos y ofender a alguien.

El Chompiras

Fotografías: Grupo Chespirito

Un personaje demasiado tierno para ser ladrón. Se la pasaba intentando cometer crímenes de diversos tipos junto a su extraño equipo de compañeros, el Botija y la Chimoltrufia. Su forma de ser algo mitomana y despistada ocasionaba que todo le saliera mal, pero al mismo tiempo te hacía tenerle un extraño cariño.

Chaparrón Bonaparte

Fotografías: Grupo Chespirito

Por último, y no por eso menos importante, está Chaparrón Bonaparte. Este personaje junto a un personaje hecho por Ruben Aguirre llamado Lucas Teresa, formaban parte de un sketch llamado Los Chifladitos. El sketch se trataba de dos lunáticos quiénes entretenían con sus absurdos diálogos y sus extraños movimientos. El personaje de Chaparrón sufría de un impulso rítmico que lo ocasionaba a moverse de una forma extraña al cuál se le refería como la chiripiorca.

Este programa estuvo lleno de memorables personajes y éstos son soló uno de ellos. Esperemos que en poco tiempo se llegue a un acuerdo y volvamos a poder gozar de él, no solo nosotros si no las nuevas generaciones.

6 Sonidos Nostálgicos que sólo en México Encuentras

Mientras nos guardamos en nuestras casas, es común que nos acordemos de nuestras familias, amigos y demás conocidos que se quedaron en Mexico.

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Recientemente, me encontré con un pequeño video de un organillero tocando en las calles de la Ciudad de México y pense en todos esos sonidos que nos recuerdan nuestras ciudades y nuestro país. Aquí algunos de los que mas recuerdos me traen:

El Organillero

No lo se ahora, pero en otros tiempos, los organilleros se paseaban por las calles, alamedas y parques de la Ciudad de México y era muy común encontrártelos pidiendo una propina.

El Camotero

Una de las grandes y mas menospreciadas delicias de México son los camotes dulces que venden por las calles. No eran preparados con mucha tecnología, recuerdo el señor que pasaba con un carrito construido con un tanque de gas adentro del cual se cocinaban los camotes al vapor.

El Globero

Pocos cosas traen recuerdos de la niñez a los que crecimos en México, como el silbido del globero. Era muy común pasear por los parques y plazas de México y brincar de alegría nada más por escuchar ese sonido, acompañado de la nube de color que te llevaba al señor de los globos.

El Ropavejero

Era muy común que en la colonia donde vivía uno en México, de vez en cuando pasara un señor de avanzada edad con un carrito a cuestas, o una camioneta con altavoz gritando para recolectar “ropa, fierros viejos, cosas viejas que vendaaaa!”

Tan entrañada esta este personaje de la vida cotiana de México, que ¿quién puede olvidar al gran Joaquín Pardavé en su personaje de el “Ropavejero”

El Afilador de Cuchillos

Cualquier dia, descansando en casa, nada más oirías el silbido con distintas notas que caracterizaba a uno de los oficios más viejos en México. El afilador de cuchillos. Normalmente le seguía el sonido de mamá quien bajaba a la cocina rápidamente a agarrar los utensilios que necesitaban una afilada.

El Merolico

Pasear por un mercado o tianguis en México es siempre toda una experiencia, los olores, los sabores, todo lo que conlleva te llena los sentidos. Pero uno de los personajes más pintorescos de las calles y mercados de México es el merolico. Los encontrarás vendiendo de todo, desde telas y ropa, hasta remedios contra la calvicie y hasta el cancer, con un ingenio y labia que te hipnotiza. “Atrás de la línea que estoy trabajando!”

He disfrutado mucho hacer este artículo para Página Mexa, ha sido todo un viaje por el pasado y me ha echo recordar mi México querido. ¿Hay algún otro sonido que te recuerde México? Dinos en los comentarios abajo.

15 Canciones Mexicanas para Emborracharse en Casa

En estos tiempos de cuarentena que muchos estamos pasando en casa, se nos sube la nostalgia por salir, por la gente, por la comida y, para los que vivimos lejos de México, por nuestro país. No por nada dicen que el consumo de alcohol se ha incrementado desde que inició la cuarentena.

Para los Mexicanos, no hay nada como acompañar una bebida con una buena música, y si de música se trata, la ranchera es de la mejor para acompañar la copa.

Así pues, nos dimos a buscar las mejores canciones rancheras para acompañar con un trago y entregarnos a la nostalgia. Aquí las 15 mejores…

1. “Cien Años” por Pedro Infante

2. “Volver, Volver” por Vicente Fernandez

3. “Entrega Total” por Javier Solis

4. “Se me olvidó otra vez” por Juan Gabriel

5. “De que Manera Te Olvido” por Vicente Fernandez

6. “Amor Eterno” por Rocio Durcal

7. “Rata de dos Patas” por Paquita la del Barrio

8. “Por Mujeres Como Tú” por Pepe Aguilar

9. “La Media Vuelta” por Antonio Aguilar

10. “Hasta que te conocí” por Juan Gabriel

11. “El Rey” por Vicente Fernandez

12. “Sombras” por Javier Solis

13. “Tres Veces te Engañe” por Paquita la del Barrio

14. “Yo soy Mexicano” por Jorge Negrete

15. “México en la Piel” por Luis Miguel

Esperamos que les guste esta colección de canciones que escogimos especialmente para esta época de encierro. Recuerden, todo con medida.

¿Hay alguna canción que se nos haya olvidado? Dinos cual en los comentarios abajo.

Mi Mamá, Una Mamá muy a la Mexicana

En México se habla mucho del patriarcado y el machismo como uno de los factores que tristemente caracterizan al país, es como nos ven otras personas. Pero de lo que nunca hablan es de lo chingonas que son las mujeres mexicanas. Y las mamás mexicanas son como ningunas otras, lo pueden hacer absolutamente todo.

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Cuando pienso en mi mamá lo primero que viene a mi mente es su autoridad. Los padres latinos siempre creen que ellos mandan en la casa pero la verdad es otra. Los papás puede que dicten las reglas pero las mamás son quienes las hacen cumplir. Mi mamá siempre fue la que se encargó de administrar castigos, nunca le tembló la mano para dar un chanclazo o un cintarazo. Ella era de las que te daba el golpe y luego investigaba porqué. Quizá para algunas personas ahora en día suene muy cruel, pero esa fue la realidad de muchos de nosotros, y yo en lo personal agradezco cada golpe que me dio mi mamá. Aprendí que hay consecuencias para todo y que la mejor manera de evitarlas es ser una buena persona y hacer lo que debo hacer. Mi papá respetaba ciegamente los castigos de mi mamá y hasta nos los explicaba, después de cada estirón de orejas nos preguntaba “¿y entendió mija/o porque le pego su mamá?”

Mi mamá también era la administradora de la casa. Recuerdo ir a Soriana y mientras mi papá nos dejaba comprar lo que quisiéramos mi mamá nos hacía escoger solo una cosa. También solía tener sus trucos para evitar que mi papá gastara de más. Por ejemplo si mi papá estaba tomando con los primos de mi mamá ella sabía que iban a abusar y hacerlo pagar todo, así que siempre le iba a decir que pensaba salir y necesitaba dinero. Mientras mi papá pensaba que nos habíamos ido mi mamá guardaba el dinero y nos decía “nada mas no vayan a donde está su papá.” Tiempo después cuando mi papá decía que ya andaba en cero ella casualmente sacaba su bolsa y le decía “ah, no te preocupes aquí traigo yo.”

Mi papá siempre se encargó de decirnos que debíamos ser independientes y estudiar para nunca valernos de ningún hombre. Pero mientras para muchas muchachas eso significaba no tener que hacer cosas del hogar, para mi mamá significaba que teníamos que aprender a hacer los quehaceres. Ella nos recordaba que para ser independientes teníamos que aprender a atendernos solas y eso significa aprender a cocinar y limpiar. Ahora es muy divertido ver la cara de la muchacha que le ayuda a mi hermana cada que le digo que yo le ayudo a trapear o a lavar los trastes.

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Mi mamá sólo estudió hasta quinto de primaria y nunca ha sido la más inteligente. Tuvo un marido abusivo antes de mi papá y una mamá que la dejaba sola desde bebita, así que nunca ha sido muy afectiva. Pero para mí es perfecta. Es noble y entusiasta, jamás te va a decir que no puedes hacer algo. No es muy buena dando consejos pero siempre te impulsa a hacer lo que tú quieres. Para ser tan estricta como lo solía ser, es muy inocente y confía ciegamente en todos. De lo poco que tiene nos da todo y siempre nos quiere ayudar.

Mi madre es perfecta y única para mí, pero también es un gran ejemplo de la madres fregonas mexicanas. Madres que hacen todo por el bien de los hijos aunque a ellas les parta el alma. En estos tiempos en los que estamos alejados por razones fuera de nuestro control, recordemos hablarle a nuestras mamás y decirles que les estamos agradecidos y las amamos. Y aquellos que ya no la tienen consigo no olviden que nunca los abandoran, y que vayan a donde vayan siempre estarán con ustedes.

Los Refrigerios Preferidos de los Mexicanos

Por Rocio Monroy

No hay nada mejor que la comida mexicana y esto incluye los refrigerios que se venden por doquier en las calles. Una de las cosas más atractivas de los refrigerios es la creatividad de su presentación, los cuales muchas veces tratamos de imitar en casa, pero el sabor simplemente no es el mismo. Estos refrigerios siempre se ven tan deliciosos que pocas veces nos podemos resistir a detenernos a comprar algo para el antojo.

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Algunos de los ejemplos de estos refrigerios son:

Las Frituras Preparadas

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Las frituras (como los chicharrones, totopos, papas, churritos, etc.) preparadas son las favoritas de muchos y una de las razones es porque la gente puede elegir los ingredientes de su preferencia como acompañamiento. Pueden elegir desde jitomate, aguacate y col, o cueritos, queso, salsa y el limón. No hay límites cuando se trata de estas frituras preparadas. Ahora son tan populares que se pueden encontrar en cualquier parte del país e incluso en algunas ciudades de los Estados Unidos.

La Jícama

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Las Jícamas o jicatelas puedes ser un refrigerio perfecto tanto para niños como para adultos. No solo contiene los maravillosos beneficios de la jícama, la cual es una buena fuente de fibra y contiene vitamina C, calcio, potasio, fósforo, hierro, carbohidratos y pocas proteínas y lípidos. Además, también tiene un toque mexicano, cuando se le agrega limón y chilito. Este refrigerio es uno de los predilectos para las fiestas.

Los Cacahuates Japones

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Se dice que estos cacahuates se originaron en México en la década de 1940, cuando un inmigrante japonés inventó los “cacahuetes japoneses”. En aquel tiempo, no existían los “cacahuetes japoneses” en Japón, pero aun así fueron recibidos con los brazos abiertos en México.

No se sabe a ciencia cierta si la mayoría de los mexicanos saben la historia de los cacahuates, pero lo que sí es seguro es que a muchos les gusta comerlos con salsa y limón, como muchos de los refrigerios favoritos de los mexicanos.

Las Papitas

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En México existen dos tipos de papitas, las comerciales y las del señor del carrito que vende afuera de las escuelas. Ya sea porque muchos niños salen de la escuela con hambre voraz o porque simplemente su sabor es mucho mejor que el de las papitas de marca comercial, pero estas papitas tienen algo especial. Claro que no puede faltar la salsa, el limón y toque de sal para hacerlas aún más perfectas y convertirlas en las preferidas de muchos.

Las Nieves

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Las nieves también son populares gracias a los señores de los carritos de las nieves. Tal pareciera que el momento perfecto para vender todos estos productos es a la hora de la salida de los estudiantes, ya que cuando toca la campana hay una gran variedad de refrigerios de dónde escoger. Las nieves son parte de esta gran variedad y muchos de nosotros recordamos que al salir de la escuela ya nos estábamos saboreando la nieve de nuestro sabor favorito con una pequeña cucharada de mermelada hecha especialmente por el señor de las nieves.

Elotes y esquites

Los elotes y esquites son un refrigerio que se consumen más comúnmente en la noche y en lugares concurridos como en los centros de las ciudades o ferias. Aunque este no sea un refrigerio que se pueda encontrar en cada esquina, aun así, es el preferido de muchos.

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Cualquiera que sea tu refrigerio favorito, una cosa es segura. Todos en algún momento nos topamos con los vendedores de estos productos y se nos hace agua a la boca, ya que no solo son un refrigerio sensacional para calmar el hambre, también son orgullosamente mexicanos.

¿Nos faltó alguno? Dinos cuál es tu refrigerio Mexicano predilecto en los comentarios abajo.

Fechas en que los Mexicanos Realmente Extrañamos Nuestro País

Por Rocio Monroy

Vivir en los Estados Unidos muchas veces es algo extraordinario, ya que nos brinda la oportunidad de construir una vida; de empezar de cero. No obstante, no importa que tanto triunfemos en otro país, siempre hay ciertas ocasiones donde extrañamos el país que nos vio nacer.

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Con todo lo que está pasando en la actualidad con el Coronavirus y la gente encerrada en su casa sin nada que hacer, a muchos de nosotros nos pone a pensar que pasaría si estuviéramos en México compartiendo el distanciamiento social o la cuarentena con nuestra familia.

Es difícil ver que nuevas personas se enferman cada día y nos preocupa que una de esas podría ser uno de nuestros familiares. Pero no solo en tiempos de enfermedad, nos gustaría tomar un avión y viajar de inmediato a México.

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Pero, hay muchas otras veces que los mexicanos extrañamos México ¿cuáles son estas ocasiones?

Invierno

Aunque la nieve puede ser una decoración impresionante y hermosa en el invierno. Hay muchos mexicanos que no soportan el frio. Tal vez los primeros días del invierno nos alegre ver caer la nieve. No obstante, después de pasar muchos días sin poder salir de la casa o limpiar la nieve innumerable veces, nos hace desear pasar esa temporada en una playa mexicana bronceándonos.

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Fiestas decembrinas

Tal vez una de las temporadas que nos pegan más a los mexicanos, es el tiempo de las fiestas decembrinas. No solo extrañamos a nuestros familiares sino también la comida. La gran cantidad de fiestas que se celebran en estas fechas nunca se comparan con ninguna celebración de otro país.

A muchos mexicanos no nos importaría estar en cuarentena si tuviéramos el refrigerador lleno de platillos navideños.

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Cumpleaños

En algunas ocasiones, nuestros cumpleaños en los Estados Unidos pasan desapercibidos porque muchos de nuestros familiares viven en México y porque las fiestas no se celebran de la misma manera en este lado de la frontera. Este es el momento en nos gustaría estar en México por tan solo un fin de semana y organizar una fiesta en grande que dure hasta el amanecer.  

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Día de la Independencia

No hay nada que nos haga sentir mas mexicanos que la celebración del día de la independencia de nuestro México lindo y querido. No obstante, en los países extranjeros esta celebración no es muy importante y en algunas ocasiones inexistente. Así que la nostalgia nos hace desear festejar ese gran día con nuestros paisanos y ver los fuegos artificiales mientras suena la campana de la independía.

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En realidad, nunca dejamos México completamente. Siempre hay algo que nos ata a ese país, ya sean los recuerdos, las tradiciones o nuestros familiares que dejamos atrás. Desear regresar por al menos un día o dos no es de extrañarse; a más de un mexicano le pasa cuando abandona su hogar.

Así que tal vez ahora que muchos estamos en casa sin poder salir, seria un bueno momento para hablar con los parientes con los que no hemos hablado en mucho tiempo. Nada como una cuarentena para unir familias.

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Ustedes, ¿hay algún otro momento del año que extrañen México?

Creciendo en Estados Unidos, Lejos de la Familia

Muchos mexicanos que vivimos en Estados Unidos estamos separados de nuestras familias por diversas circunstancias. La más común es la deportación, la segunda es la inmigración en sí. Pero por cualquier número de razones el punto es que de ambos lados de la frontera se encuentran niños creciendo sin sus padres y padres extrañando a sus hijos. Hoy les quiero hablar de mi experiencia creciendo separada de mi familia esperando y alguien se identifique o quiera compartir la suya.

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Nací en Pharr, Texas, una ciudad que limita con Reynosa Tamaulipas, la ciudad en la que reside mi familia, y donde felizmente pasé los primeros cinco años de mi vida, así como veranos y vacaciones escolares desde los seis a los dieciocho años.

Mi vida comienza a complicarse cuando mis padres decidieron que mi madre iba a dar a luz en los Estados Unidos. Su plan todo el tiempo fue que yo me fuera a vivir a México por el resto de mi vida, pero que tuviera la oportunidad de regresar a EU sin problema si así lo quisiera. Lamentablemente las cosas cambian. Fui criada en México aprendiendo a leer y escribir en español por parte de mi padre, quien se aseguró de que supiera que no importaba lo que sucediera, o si nací o no en Estados Unidos, primero que nada era Mexicana. En ese momento no entendía por qué era tan importante para mí recordarlo hasta que, en un cierto día mi madre me informó que me iba a mudar y que comenzaría a asistir a la escuela en Weslaco.

Una vez más, estaba confundida, no entendía por qué tenía que salir de mi casa, por qué no podía ir a la escuela con mi hermana, pero a la edad de cinco años no hay mucho que puedas hacer contra las decisiones de tus padres. Todavía recuerdo el día en que mi madre guardó mi ropa y mis juguetes y los tiró en la camioneta. Fue extraño ver todas las cosas que eran importantes para mi arrojadas descuidadamente en bolsas, me dolió. A la mañana siguiente, mi familia y yo tomamos la misma camioneta y nos dirigimos hacia Weslaco, Texas.

Había cruzado el Puente Internacional Pharr-Reynosa muchas veces antes, pero esta vez fue diferente. Las coloridas mariposas en tonos de naranja, verde y azul que decoran el frente de la estructura de concreto, las mismas que una vez encontré lindas y divertidas, parecían mirarme como burlándose de mi miseria. Sus ojos brillantes ya no eran divertidos, sino amenazantes. Durante casi una hora sollocé silenciosamente, asustada de la vida que me esperaba al otro lado de ese puente, asustada de lo desconocido, de una vida que no quería.

Acostumbrarme a Weslaco no fue fácil. Todo era tan diferente. No había niños corriendo en la calle jugando “los colores” o fútbol. De repente me sentí tan sola y encerrada. Pero no duró mucho, ya que solo una semana y media más tarde me inscribieron en pre-kinder. La escuela realmente no ayudó, me encontraba sentada sola la mayor parte del tiempo porque no podía hablar inglés, escuchaba a los niños reír y hablar sobre cosas que no podía entender y me sentía tan perdida. Las únicas personas con las que podía hablar eran las señoras de la cafetería durante el desayuno, e incluso ellas parecían desinteresadas. A medida que me sumergía en mi nuevo entorno, me acostumbré a luchar para seguir instrucciones simples, me acostumbré a que me llamaran “the mexican girl”, me acostumbré a ser diferente.

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Durante muchos años tuve que vivir con una mamá de medio tiempo y viendo a mi papá y a mi hermana solo los domingos. Era como saber que tenía una familia propia pero aún así sentirme huérfana. La Pascua era muy difícil para mí porque todos vestían a su familia de cierto color y hacían juegos familia contra familia pero yo siempre estaba sola. Era la chicle de mi tía y mi primo. Mis compañeros en la escuela pensaban que yo no tenía papá porque nunca asistía a las asambleas o shows escolares. Por mucho tiempo odié a mis papás los culpe por mi soledad los culpe por la manera en la que todos me veían cuando ninguno de mis padres me acompañaba a la escuela, con lástima. Cuando mi tía me decía gorda o me decía tonta y no tenía quien me defendiera me preguntaba porque se deshicieron de mi. Yo entendía que me habían mandado a EU por mi bien pero mi educación y el idioma no eran importantes para mí, yo solo quería estar con mi familia yo ya no quería estar sola.

Pero el tiempo pasa, haces amigos, cambias de escuela y todo se acomoda. En tres años estaba hablando Inglés y me acostumbré a pasar más tiempo jugando adentro. Para los 12 años ya no veía mi vida en otra parte que no fuera EU. Y aún seguía sintiendo ansiedad cuando mis papás se regresaban a Reynosa los domingos por la noche, pero ya no me vomitaba como cuando estaba chiquita. Estaba sola en mi casa pero en la escuela tenía con quien platicar, todas mi amigas hablaban español y mi mejor amiga era de Veracruz así que ella sabía lo que era ser “the mexican girl.”

Para los 16 estaba agradecida por la decisión de mis padres. Yo veía como batallaban para pagar la universidad de mi hermana y los gastos de la casa y pensaba “conmigo no tienen ese problema porque no tienen que pagar nada.” Aparte, crecí siendo muy independiente porque no los tuve conmigo constantemente, así que mientras otros necesitaban que los ayudaran en todo, yo solo hacia las cosas que me parecían adecuadas. Creo que el estar alejada de ellos me hizo apreciar el tiempo juntos más. Yo veo que mi hermana tiene muchos rencores pero yo solo trato de recordar lo mejor de mi infancia.

Conforme fui creciendo me di cuenta que para ellos también tuvo que ser difícil dejar a su hija menor ir, que ellos también se han de haber sentido culpables cuando no podían asistir a algo. Aprendí que los padres solo intentan hacer lo mejor que pueden y aunque se equivoquen no es mal intencionado.

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Cuando pienso en mi niñez la mayoría de mis recuerdos son felices. Nunca me hicieron sentir menos, yo era la que veía las cosas así. Mis papás me facilitaron mucho las cosas con la decisión de mandarme a EU y ahora me es claro. Creo que es fascinante cómo nuestra perspectiva cambia con la edad. Ahora que soy una adulta me siento mal por haber culpado a mis padres por separarme de la familia y sé que me perdí de mucho pero también viví mucho con ellos, tuve lo mejor de los dos mundos. Hay veces que todavía digo “todo hubiera sido diferente si hubiera vivido con mi familia”… y quizás sí, pero al final del día amo la persona que soy ahora y ella no existiría si no hubiera vivido la vida que viví.

¿Tienen alguna historia similar creciendo en los Estados Unidos? Díganos en los comentarios abajo.

Los Viejos Libros de la SEP Que No Has Visto en Años!

¿Quieres darte un paseo por el túnel del tiempo? Tenemos el medio perfecto.

Una de las cosas que más extraña uno cuando se muda a otro país con una cultura distinta como los Estados Unidos, es su tiempo de infancia. Los amigos, la familia, la comida. Muchas cosas que hasta parecen pequeñas en el contexto, pueden traerte una imagen, un olor o una canción. Y cuando esos detalles te llevan a tu infancia, son momentos aún más especiales.

Pues la Secretaría de Educación Pública en México (SEP), junto con el Consejo Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) se juntaron para hacernos rodar una lágrima de nostalgia. Resulta que recientemente publicaron en su página de internet una copia digital de todos los libros de la SEP desde sus inicios en los años 60s. (link abajo)

Fuente: SEP

Para hacer la visita al pasado más fácil, esta colección de libros está organizada por generaciones de estudiantes, así que puedes escoger específicamente los que te correspondieron cuando eras niño. Pero no sólo eso, además te dan a elegir el año del libro que quieres ver, y la materia también.

Fuente: SEP

En un principio la idea pareciera anacrónica y sin importancia… ¿para qué quiero ver mis libros de hace (ahem) 30 o 40 años?! Así piensas hasta que escojes la generación de libros de tu generación y empiezas a darle una hojeada. En verdad que es un viaje en el DeLorean de Back to the Future (si Marty McFly fuera el niño llamado Pepe y Doc Brown fuera Don Benito Juarez).

Para muestra un botón. Me tome a la entretenida tarea de hojear los libros de mi generación e inmediatamente me transporte a mi escuela primaria en la Ciudad de México.

Fuente: SEP

La maravilla de estos libros por supuesto no radica en repasar los ejercicios que hacías cuando estabas en primaria, a pesar de lo divertido que puede sonar el contar canicas para aprender matemáticas. Sino que, gracias a las ilustraciones de la SEP, te habre una ventana a otros tiempos en México. Imágenes que te harán recordar más que sólo la escuela, sino el país que México era en esos años.

Te invitamos a que le eches un ojo a estos libros de antaño y te reencuentres con los libros que te enseñaron cuando eras niño en el México de nuestros recuerdos. Dale click aquí:

¿Que emociones te trae ver estos libros? Danos tu opinión en los comentarios abajo.

Mi Sentimiento de Culpa por Vivir en Estados Unidos

Siempre he escuchado hablar de la culpa que sienten las personas que dejan a sus familias atrás para buscar más oportunidades en Estados Unidos. Yo no deje a mi familia por voluntad propia así que estando más joven no me percataba de lo horrible que era ese sentimiento de culpa, pero conforme ha pasado el tiempo me he dado cuenta que es algo angustiante y doloroso.

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Yo viví con mi familia en Reynosa,Tamaulipas hasta cumplir cinco años, a esa edad mis padres me mandaron a vivir con mi tia en Texas. Durante las vacaciones volvía a México con mi familia y todo era mágico hasta que llegaba el día en el que tenía que regresar. Recuerdo sentirme desconsolada y abandonada, era tan intenso que me daban ataques de ansiedad cada que tenía que volver. Y así fue mi vida hasta que cumplí como catorce años. A esa edad sales con tus amigos tienes actividades extracurriculares en la escuela que te entretienen y ya no sientes la necesidad de estar siempre con tu familia. Pero justo cuando pensé que todo había pasado mi papá se enfermó de cáncer y mi mundo dio un giro, tenía diecisiete años más o menos así que ya tenía más conciencia de lo que esto significaba.

Quería pasar cada segundo posible con mi papá y de ahí fue que nació este sentimiento de culpa, el dolor que sentía antes al dejar a mi familia cambió y se hizo más fuerte. Cuando era pequeña el dolor era un dolor egoísta, solo porque yo necesitaba a mis padres y los quería conmigo, pero el dolor que sentía ahora era por no poder estar ahí para ellos apoyándolos, ayudando a cuidar a mi papá como lo hacía mi hermana. Mi papá falleció un mes después de mi graduación de la high school, yo no estuve ahí. Nunca he sido de las personas que vive con arrepentimientos, la vida es lo que es y todos tomamos decisiones para bien o para mal, pero el no estar ahí cuando falleció ha sido la culpa más grande que he sentido jamás. La tristeza de no haberle podido decir cuánto lo amo una vez más me sigue torturando hasta el día de hoy.

Desde ese día me aferré a estar con la familia que me queda, pero no siempre es fácil. Aunque soy bastante emocional también soy muy razonable y yo sabía que sería más fácil estudiar la universidad en Estados Unidos. Sería más fácil obtener ayuda financiera para que mi mamá no tuviera que preocuparse por nada. Mi idea era terminar y regresar a México, pero las cosas cambian. Mi hermana se casó y tuvo dos hijos y yo me tardé más de lo pensado en terminar. Aparte, sales de la universidad y tienes que empezar a pagar deudas estudiantiles, y me empecé a sentir atada.

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El pasar tiempo en México se empezó a volver más difícil y con eso incrementó el sentimiento de culpabilidad. Culpabilidad por no pasar mucho tiempo con los niños, por no poder ayudarle más a mi hermana, por sentir que mi mamá tiene que estar viajando mucho. Y ese sentimiento empeora cada vez que mi hermana me dice que se siente sola o cuando mi sobrino me pregunta cuando voy a jugar con él. Pero también pienso, si dejo todo y me voy no voy a encontrar un trabajo que me pague lo suficiente para pagar mis deudas y tendría que vivir con mi hermana dependiendo de ella y no quisiera incomodar a nadie. Quiero ganar bien para ayudar a mi mamá para quizá ayudar a mi hermano que trabaja mucho y gana poco, tengo culpa de ser una carga y no alguien útil.

Una gran culpa también es el hecho de no visitar la tumba de mi papá, mi hermana vive en Monterrey y yo en Estados Unidos así que mi mamá va y viene de un lado a otro y siento que hemos abandonado a mi papá en Reynosa y no puedo con eso. Muchos dirán que mis culpas se pueden resolver fácilmente o con el tiempo, y estoy de acuerdo, pero mi historia es una de muchas.

Cuando pensé en esto pensé en los hijos ciudadanos de inmigrantes deportados que quizá visitan a sus padres pero luego los tienen que dejar porque sus vidas están hechas en otro país, y porque si los quieren ayudar es más conveniente hacerlo desde Estados Unidos. El dolor de saber que quieres estar ahí para ellos físicamente pero para ayudarlos tienes que dejarlos es muy fuerte. Y cada que pienso en el hecho de que yo puedo ir y venir me siento culpable por quejarme sabiendo que hay personas que llevan años sin ver a sus seres queridos o visitar sus hogares. También pienso en todos esos padres que toman la decisión de dejar a sus hijos por darles un mejor futuro, los juzgamos porque vemos el dolor de los niños pero ahora entiendo el dolor tan grande que tienen que estar pasando los padres.

Creo que los seres humanos por naturaleza sentimos que nunca estamos haciendo lo suficiente pero en realidad ¿qué es lo suficiente? No podemos estar en todo aunque así lo quisiéramos, muchas veces la culpa nos hace creer que estamos mal pero al final del día no hay nada que no requiera algo de sacrificio. Pero también entiendo que lidiar con esa culpa es difícil. Ahora que soy mayor, recuerdo que mi papá me llamaba todas las noches sin falta para preguntar como me fue y para darme la bendición. De niña no lo meditaba mucho, era solo una costumbre. Pero hoy empiezo a ver que mi papá buscaba su propia manera de aliviar su culpa, quería que yo supiera que me amaba que estaba ahí cuando lo necesitara, y no sé si le funciono pero a mi me hacía muy feliz.

No sé exactamente como aliviar este sentimiento en todos ustedes, si es que lo tienen, porque todos somos diferentes. Pero creo que el método de mi papá era muy bueno, ahora en día es más fácil comunicarse, es más sencillo conversar con personas que están en otras partes del mundo. Lo importante es hacerle sentir a nuestros familiares que los amamos que no los hemos olvidado, creo que nos fijamos mucho en lo material que olvidamos lo importante que es el afecto. Y el saber que no les estamos dando amor es lo que más pesa.

Espero y este año puedan todos pasar más tiempo con sus seres queridos. Pero si no es así, espero que por lo menos puedan hacerles sentir que los aman, qué aún a distancia están juntos. Yo por mi parte intentaré estar más presente cuando me llama mi familia, y trataré de dejar ir lo que ya no puedo cambiar. Espero y también encuentren la solución a esa pena porque necesitamos un mundo más feliz y lleno de amor.