Mi Historia es una Entre Muchas. No Más Niños Abusados!

Este artículo es muy personal. Es una historia que no pensé estar lista para compartir aún, pero con todo lo que está pasando a nuestro alrededor creo que es muy importante contar. Creo que como Mexicanos estamos acostumbrados a callar las cosas que nos hacen daño, a evadir los temas que nos incomodan, pero son otros tiempos y estamos en todo nuestro derecho de hablar y de pelear contra los abusos. Como mujeres nos enseñan a ser sumisas. Si alguien te hace algo, no lo cuentes porque a la que van a tachar de mil cosas va a ser a tí. La que tiene la culpa vas a ser tú, que si porque te vistes de cierta manera, o porque sales a tales horas, hasta por como hablas.

Pero cada que escucho a alguien decir estas cosas me quedo pensando en las miles de niñas, y niños, que son abusados diario en México. ¿Qué hicieron esos niños para merecer eso? ¿Estaban vestidos de una manera inapropiada o actuando de una manera que invitara a alguien a hacerles daño? La respuesta es no, todos esos niños estaban siendo niños, actuando como niños no haciéndole daño a nadie. ¿Porque es tan difícil responsabilizar a las personas que se lo merecen?

Y lo peor de todo no es solo el hecho de que las personas culpables no sean llevadas ante la justicia. Lo peor es que, como mencioné antes, a las víctimas se les hace callar. Antes de que digan que no es cierto, piensen en todas esas mujeres que han salido recientemente a contar lo que les pasó. A todas se les ha juzgado, se les llama mentirosas, se dice “¿porque hasta ahorita, porque no antes?” Las acusan, sin saber lo difícil que es aceptar que pasaste por algo así y después de aceptarlo perder el miedo a decirlo. Yo no conté mi historia hasta los 18 años, 11 años después de que fuera abusada.

“Yo no conté mi historia hasta los 18 años, 11 años después de que fuera abusada.”

Todo pasó cuando yo tenía 7 años. El año anterior me habían prescrito lentes y era mi obsesión ver todos los estilos de lentes que habían para niñas. Así que un día, mientras mis papás y mi hermana estaban dentro de una óptica con mi abuela, yo me salí a ver las vitrinas. Sí le avisé a mis padres donde iba a estar, pero eran otros tiempos y no había tanto miedo de dejar a un niño estar sólo en la banqueta. Mientras yo admiraba los lentes vi acercarse a un hombre. Estaba en una calle pública, había más gente caminando por ahí y nunca pensé que me fuera a pasar nada… me equivoqué.

Mi mente ha bloqueado lo que sea que susurró a mi oído cuando se paró detrás de mí, pero nunca voy a olvidar que puso una de sus manos en mi hombro mientras la otra la metió debajo de mi falda. Todo fue muy rápido, me tocó ahí en la calle y yo me quedé petrificada. Pero así como llegó se fue, no me dio tiempo de gritar no tuve tiempo de pedir ayuda, no se si alguien lo vio o no pero nadie hizo nada. Cuando regresé en mi me dirigí hacia dentro con mi familia y me quede callada. Por 11 años me quedé callada. Me callé por varias razones. La primera para no angustiar a mis padres, yo no quería que mis papás sintieran que me fallaron o que no me cuidaron bien, porque no fue su culpa. También sentía que yo no tenía derecho a quejarme porque habían personas a las que violaban y mataban y a mi solo me habían tocado, qué derecho tenía yo de llorar cuando no fue tan grave. Y a los 7 años entendía que no iban a hacer nada, que si íbamos con las autoridades dirían que lo inventé, que no había pruebas, que nunca darían con el culpable.

Photo by Gabriela Montfort

Por años me hice creer que eso no me había afectado, que era más fuerte que mis traumas. Me dije a mi misma que no le iba a dar el poder a ese hombre de seguir haciéndome daño y arruinando mi vida. Pero nada es tan fácil. No puedo ver casos de niños abusados en la televisión porque me dan ataques de ansiedad, no puedo ver a un hombre acercarse a mis sobrinos sin asumir que les va a hacer daño, por años no tuve amigos del sexo opuesto porque no podía ni hablar con los hombres y menos dejar que se me acercarán. Las cicatrices que quedaron en mi no son físicas pero son muy obvias cuando pones atención. Mentalmente nunca he sido cien por ciento la misma. No sé como dejar que me quieran, ni cómo demostrar que se querer, porque vivo a la defensiva en todo momento.

Pero algo bueno salió de todo esto: la conciencia. El saber que esto pasa a diario y el querer hacer algo al respecto. El no querer ver a ningún otro niño o mujer ser lastimado, porque nadie se merece ese martirio. Porque aunque no los maten físicamente, matan su espíritu y no estoy dispuesta a ver otra luz apagada.

“Es hora de decirles a todas las víctimas de abuso que deben hablar, hacerlos sentir seguros para que puedan recibir la justicia que se merecen.”

Es hora de decirles a todas las víctimas de abuso que deben hablar, hacerlos sentir seguros para que puedan recibir la justicia que se merecen. Crear un vínculo de confianza con nuestros niños para que sepan que no están solos, que si alguien los acosa o se portan de alguna manera inapropiada con ellos, vamos a estar de su lado. Ya no hay que callar las cosas que nos incomodan porque por eso estamos como estamos, porque nunca ha habido consecuencias. Los Mexicanos somos muy unidos para lo que queremos, pero hay cosas que no queremos cambiar para poder progresar, y creo que la mentalidad que tenemos para con estas cosas es una de ellas.

Photo by Kat J on Unsplash

Así que les ruego dejen de preguntarse qué harían las personas para merecer lo que les pasó, porque la respuesta es nada. Las personas que vemos en la calle están peleando una batalla constante y el mundo debería de ayudarlos y apoyarlos no hacerlos sentir culpables. Enseñemosle a las niñas y a los niños a levantar la voz para que podamos hacer algo por ellos y que no crezcan con traumas que les eviten conseguir la felicidad. No le restemos importancia a las situaciones de unos comparándolas con las de otros, porque todas son importantes. Unamos fuerzas para decir ya basta a este tipo de abuso, porque ya no deberíamos despertar con la noticia de que se encontró otro cuerpo sin vida, o que otra persona está desaparecida. Este es un problema de todos, y tenemos que hacer algo.

Deja un comentario