Añorando las Tradiciones de Día de Muertos en México

El primero y segundo de Noviembre son unas fechas muy importantes para todos los Mexicanos dentro y fuera del país, e incluso se han vuelto una festividad fascinante para personas de otras nacionalidades. Hoy en día todos conocemos de las tradiciones y costumbres que rodean el día de los muertos. Las ofrendas, las visitas a los panteones, desfiles y de mas. Pero creo que todos estaremos de acuerdo que lo más simbólico son los hermosos altares. 

¿Aunque qué tan realista es poner un altar así en tu propia casa?

Los altares nacieron de la unión entre las creencias religiosas europeas y mesoamericanas y son montados para honrar a nuestro familiares que ya han fallecido y, en ciertos lugares públicos como escuelas, a personas ilustres, comúnmente figuras históricas y artistas que han marcado pauta en nuestro país. Para aquellos que nunca han visto uno de estos altares ellos consisten de varias plataformas decoradas con flores de cempasúchil, fotografías de nuestros seres queridos, y ofrendas en formas de alimentos y bebidas, normalmente las cosas favoritas de los difuntos. 

Photo by Casos in Pixabay

Lamentablemente tengo que admitir que para mi esos altares hermosos que vemos en las películas y en la televisión también son una novedad. Y antes de que digan “obviamente porque has vivido toda tu vida en Estados Unidos” no siempre fue así, de hecho viví en Reynosa, Tamaulipas hasta los cinco años y después de eso mi mamá se encargó de que estuviera presente en la mayoría de los días festivos. El día de muertos en mi familia consistía en visitar todos y cada uno de los panteones en los que están enterrados nuestros familiares, pero nunca poníamos altares tan grandiosos como los mencionados. Siendo sincera las únicas veces que veía alteres de esa magnitud era cuando iba a la escuela de mi hermana, nadie tenía altares así en su casa. 

¿Ustedes si?

Recuerdo claramente que, en día de muertos, desde muy temprano mi tío subía garrafones de agua, jabón y palas a la camioneta y en cuanto salia el sol comenzábamos nuestra travesía. Lo primero que hacíamos era limpiar las lápidas. Ser la más pequeña de la familia tenía sus pros y sus contras cuando se trataba de limpiar. La mayoría de las veces me decían que me hiciera a un lado para que no estorbara pero en algunas otras ocasiones me subían a las tumbas para que limpiara lo que nadie podía alcanzar. Después de limpiar mis papás mandaban a mi hermano a un puesto de flores que estaba en la entrada del panteón, normalmente poníamos flores artificiales en las tumbas pero el día de muertos era especial así que comprábamos flores frescas para decorar. Luego de visitar a todos nuestros difuntos llegábamos a una panadería a comprar el famoso pan de muerto, mi segundo pan favorito después de la rosca de reyes. Muchas personas lo comen en los panteones o lo ponen en sus altares pero nosotros llegábamos a casa hacíamos un chocolatito caliente, marca Abuelita por supuesto, y nos poníamos a chopear

Nunca he sido fan de comer en los panteones.

La verdad nunca me di cuenta que quizá nuestro día de los muertos era bastante básico, probablemente porque nunca sentí que nos hiciera falta nada. Para mi lo importante y bonito de esas fechas era que pasábamos todo un día juntos como familia incluyendo a los que ya no estaban con nosotros, era un día lleno de alegría y momentos graciosos. Es más, tengo muchas anécdotas que mi familia nunca me dejará olvidar de esos días. Admito que no me hicieron falta los grandes altares porque siempre tuvimos un altar en nuestra casa, y no es solo de un día. Y aunque creo que es hermoso lo que los Mexicanos hacemos por nuestros difuntos, y espero que sea una tradición que algún día mis hijos continúen, se que no es necesario tirar la casa por la ventana siempre y cuando recordemos con amor y respeto a todos los que se nos han adelantado en el camino. Mientras mantengamos presente a esos seres importantes ellos nunca nos dejarán solos.

Espero y todos hayan pasado un hermoso día de muertos recordando a los que ya no están con nosotros y apreciando a los que aún tenemos aquí.

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