Por Rocio Monroy
Los Estados Unidos está lleno de sorpresas, tiene parques hermosos, edificios históricos y museos que cuentan la historia de cómo fue creado este país. No obstante, una de las cosas que llama mucho la atención de los extranjeros y los inmigrantes, es la enorme cantidad de tiendas que hay por doquier. Se pueden comprar aparatos electrónicos, ropa, zapatos y accesorios a precios accesibles.

La gran sorpresa que todos nos llevamos en cierto momento, sobre todo los mexicanos, es la adición de los impuestos al pagar por las cosas que compramos. Muchos esperarían que el precio final de un productor estuviera marcado en la etiqueta, pero este no es el caso en este país.

A veces pareciera que los impuestos son una información clasificada que nadie puede saber hasta que te encuentras enfrente de la caja registradora. Algo que puede ser un poco frustrante, ya que en muchas ocasiones el precio final de nuestras comprar aumenta de una forma considerable, provocando que nos pasemos de nuestro presupuesto o que terminemos no comprando los productos.
El monto de los impuestos cambia de acuerdo al estado en que se hacen las compras y del artículo que se esté comprando. Hay ciertos estados que no cobran los impuestos de ventas, pero son solo cinco de los 50 países que forman parte de los Estados Unidos (Delaware, Montana, New Hampshire, Alaska y Oregon). Por otra parte, Tennessee es el estado que más cobra impuestos de ventas (9.47%).
Si no tienes experiencia comprando en los Estados Unidos tal vez esta información te sea de gran ayuda.
Electrodomésticos

En general, los impuestos de las ventas toman un porcentaje del precio de los bienes vendidos. Siempre debes considerar los impuestos, especialmente en los productos que cuestan demasiado dinero, ya que si compras una televisión de mil dólares y el impuesto a pagar es de 7%, el costo total de la televisión será de $1070, lo cual hace un gran cambio a la hora de pagar.
Además de los impuestos, también puedes terminar pagando un plan de protección para los aparatos eléctricos, el cual puedes rechazar si no deseas comprarlo.
Comida

Tal vez haya anuncios por todas partes que digan que en un restaurante puedes comer con tan solo 10 dólares, o que toda la familia puede comer sin tener que quebrar el cochinito. Pero aquí es donde tienes que tener cuidado. En realidad, comer en un restaurante podría ser mucho más caro de lo que parece.
Para empezar, dichas ofertas o promociones muchas veces tienen trampas. A veces tienes que comprar bocadillos o refrescos para que te hagan valido un cupón. Además de que tienes que considerar la propina y los impuestos. Al final de cuentas no solo terminas pagando casi el doble de lo que creías que pagarías, también terminas dejando el restaurante con un dolor de estómago.
Los salones de belleza, los sitios de masajes, spas, manicure y pedicure, son otros ejemplos en donde no solo pagarás impuestos, pero también es esperado que dejes propina.

A pesar de que se tiene que pagar impuestos casi hasta por el aire que se respira en los Estados Unidos, también hay ciertos días que se ofrecen excepciones como, por ejemplo, el Tax-free Holiday (el día sin impuestos) que se lleva acabo entre Julio y Agosto, dependiendo de tu estado. Puedes aprovechar estos días para comprar ropa nueva y útiles escolares para que en este regreso a clases tú o tus hijos luzcan muy pipiris nais.